Nuevo descubrimiento

Por primera vez ha visto y sentido la nieve, le ha fascinado el ruido que hace al pisarla. En el paseo, cuando ya estaba derretida ha buscado sus restos en la esquina del camino, pisaba más fuerte para escuchar el crujido; a la vez, me miraba con las orejas tiesas y en los ojos un brillo de orgullo (¡lo que soy capaz!).
Cuando se ha fundido, me ha mangado un rollo blanco de papel higiénico, lo ha llevado al barrizal por él organizado (antigua zona de césped), lo ha destrozado y esparcido por todo el terreno. Al descubrir la fechoría, sentí que me iba a dar un telele, me ha mirado a los ojos, ha dejado caer su mirada, encogido los hombros: “Sólo era una prueba”. Se me ha evaporado el inicio de enfado. Ahora me pregunto cuál será la siguiente trastada.